Myanmar: Bagan

La llegada a Nyaung-U fue sobre las 4:30 – 5:00 de la mañana, con una sorprendente avalancha de taxis y camionetas dispuestos a llevarnos a Bagan.

Quizás aquí fue la zona más agresiva a la hora de intentar conseguir clientes, donde aún no cogías la mochila del bus VIP y ya que llevaban a subirte a sus coches.

Seguí con Kevin, las chilenas se quedaron atrás y aunque no tenían reservas, dudaron mucho en ir a un hostal u otro, por lo que finalmente llenamos un taxi con otro grupo donde pagamos por cabeza 3,000Kyats, pero a la entrada de Bagan nos llegó el sablazo de 21,000Kytas por entrar a la zona arqueológica.

Llegamos a At Bagan, quizás uno de los mejores hostales en cuanto a relación calidad/precio, aunque no se si por las horas, pero el chico que estaba en recepción no se enteraba de nada, ni enseñando la hoja de la reserva y el código de confirmación.

Así que entre esperar y esperar, el taxista nos dijo si nos llevaba a ver el amanecer por 2,000Kyats por cabeza, quizás era caro, pero a las 5am no te dan ganas de regatear, así que dejamos mochilas y al taxi otra vez, hasta llegar a uno de los templos, de hecho uno de los más importantes, y por ende más masificado a la hora de ver el amanecer y/o el atardecer.

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Las vistas desde arriba son espectáculares, entre la niebla que cubre los templos y los primeros rayos del sol. Un sol enorme y rojo que se alzaba junto con los globos aerostáticos que se amontonan en la zona para una de las quizás mejores experiencias de Bagan, eso sí, pagando aproximadamente unos 300€

Volvimos al hostal y por suerte el que estaba sí hablaba inglés, el problema era que no teníamos acceso a la habitación aún por el check-out, así que conseguí junto con … que nos regalaran un desayuno, y luego pues descansar en la zona de relax del hostal.

La tarde avanzaba y decidimos ponernos en marcha hacia los templos, por lo que alquilamos una e-bike medio día por 3,000Kyats, pero realmente la alegría nos duró poco ya que luego de hacer unos cuantos kilómetros desde Old a New Bagan, la e-bike murió, se le rompió el pitorrito por donde se infla, por lo que nos quedamos tirados en el medio de la nada, ya avanzada la tarde.

En parte nos buscamos el accidente ya que intentamos recortar camino por zonas con mucho bache, pero igualmente debería haber aguantado.

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Llevando la e-bike a pulso, pedimos ayuda a los locales, e inmediatamente nos acercaron a una especie de taller mecánico, donde después de un rato, y de que …. fuera con uno de los hijos del dueño del taller a comprar la pieza que faltaba, pudimos seguir camino, aunque realmente sólo llegamos a ver el amanecer y listo

Igualmente este impass me hizo tomar contacto con la gente, ya que nos ayudaron sin pedir nada, aunque después yo les diera dinero, pero en la espera pude tratar con la familia que viíia en ese taller, y ver como además hacían artesanía y en general, su vida diaria, alterada por la visita de un guiri.

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El camino de vuelta incluyó amañar precios con los que alquilaban las bicis, ya que les enseñamos la pieza rota y que la habíamos pagado nosotros, y si bien el acuerdo era bueno, ya no nos daba confianza, por suerte en el sitio donde cenamos esos días en Bagan nos atendieron muy bien y logramos un mejor precio aún, y con mejores e–bike

Al día siguiente después de nuestro desayuno, nos pusimos en marcha hacia llos templos con la intención de poder hacer ruta completa con el remate del atardecer.
Por 4,500Kyats cada uno tuvimos la e-bike todo el día, y ya el recorrer los templos era cosa de seguir la carretera principal y seguir a veces a la manada de buses turísticos.

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Sin ánimos de desmerecer Bagan, es verdad que después de un par de horas de ver los templos pequeños, te parecen todos iguales…y es que lo son, la diferencia está básicamente en la posición de los budas, el material del que están hechos….pero en grandes rasgos son todos iguales, y cuando vas a los grandes, tampoco es que se diferencien mucho, sólo que impone el trabajo tanto por dentro del templo como por fuera, de hecho, creo que lo verdaderamente «molón» de estos templos es el entorno y la ruta hacia ellos, los templos en si .

Las visitas a los templos por la mañana son quizás la mejor opción si se quiere ir tranquilo, ya que por la tarde coge tintes de parque temático, y no se aprecia el lugar como cuando estás solo, eso si, al ir en horas poco masivas, los locales se te pegan mucho mas ofreciendo postales, pinturas de arena y demás souvenirs que llegan a ser muy pesados.

Ya por la tarde acabamos llegando al mismo templo que el primer día pero esta vez al anochecer, y se es consciente de lo turístico que es cuando ves toda la zona desde las alturas.

Al día siguiente hicimos ruta al Monte Popa, y me reitero en lo que he dicho antes, lo que más atrae es el entorno o la ruta al templo mas que su visita, de hecho Popa se ve imponente desde la lejanía y a sus pies, y mas todavía con la plaga de monos en sus escaleras, pero el templo en sí, no es nada atractivo, o quizás sea que ya te has visto tantos templos que no te llaman la atención, además la suciedad (que achacan a los monos), es desmesurada, y las vistas desde lo alto no ofrecen nada atractivo, de hecho, se ven todas las zonas que se están construyendo para el turismo.

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Para quienes vayan allí que sepan que sus 700 y pico escalones son fáciles de subir, y la zona no ofrece nada mas, por lo que 1 hora de visita es suficiente, la comida en los locales cercanos es barata pero mala.

El atardecer fue esta vez en la zona del río, a pocos pasos del hotel, y menos masificado, no sin antes nuestra última cena con el restaurant que totalmente recomiendo de la zona