Una ciudad fantasma: Agdam, Nagorno Karabakh

¿Por qué lo oculto, prohibido y peligroso nos llama tanto la atención?, ¿por qué las tentaciones son «malas» ? podría ser tentación la lechuga, los callos y el brócoli…pero no, lo es el chocolate, las fritangas además de otras cosas….XD

Historia de la ciudad de Agdam

Al viajar, también hay tentaciones por ser sitios poco explorados, con poca infraestructura, con problemas bélicos…etc, este último fue el motivo para llegar a Nagorno Karabakh, un país inexistente para todos (que cuenta con oficina de relaciones exteriores), ubicado en territorio azerí pero controlado por la milicia armenia.

Después de la guerra del 1994, las opiniones sobre qué pasa con NGK se mantienen paradas, Armenia reclama unas cosas, Azerbaiyán otras, y no tiene pinta de haber un acuerdo…al menos el alto al fuego se mantiene, eso sí, vimos varios camiones con tanques yendo de un lado para el otro, asi que eso será un polvorín y el día que explote, será de cuidado.

Pero el morbo de ir a un sitio de Tierra de Nadie es fuerte, muy fuerte, y adentrarse en NGK primeramente no es fácil, de hecho por suerte gracias a Couchsurfing contacté con otro viajero que tenía carnet de conducir y sabía ruso… asi que perfecto, con transporte público es una tortuta y obviamente no hay excursiones a menos que pagues

Cómo llegar a Agdam

La ruta fue larga desde Yereván, como último puerto el monasterio de Goris, para luego seguir de noche hasta la frontera del no-país, reconozco que con un cague impresionante, sobretodo por cómo sería el recibimiento y los problemas de acceso, aunque también el estado de la carretera dejaba mucho que desear.

Finalmente fueron miedos infundados ya que no tuvimos mas problemas que el rellenar un formulario y listo, para luego salir del país necesitas un sello de NGK que puedes pedir en la oficina de relaciones exteriores al día siguiente por 6€ (ese sello ya sería mi souvenir), OJO, con ese sello ¡NO puedes entrar en Azerbaijan! por lo que en la misma oficina te preguntan si lo quieres en un papel aparte.

De hecho, luego entrar en Stepanakert, la capital y llegar al hotel, fue muy fácil gracias a la más que amable ayuda de los policías, ya que prácticamente nos acompañaron hasta allí, y con una sonrisa poco habitual…imagino cuantos turistas habrían por allí al mes, la capital no ofrece mucho, intenta dar un aspecto sólido pero entre edificios a medio construir y la soledad de sus calles, no acaba de lograr su objetivo, aunque ver aquí una plaza con wi-fi gratis, es totalmente desconcertante.

El desafío aún no se completaba, aparte de llegar al monumento de NGK, «Nosotros somos nuestras montañas», queríamos entrar en la ciudad fantasma de Agdam, (obviamente al ser un lugar «especial» en el formulario de entrada no se debe colocar que vas a visitar esa zona).

Adgam fue una zona destruida por el ejercito armenio después del conflicto entre 1990 y 1994 para evitar su reconquista, por ello, aquí prácticamente no vive nadie excepto el ejército, nosotros al entrar en un coche lleno de barro y de la marca mas común en el país, no llamamos nada la atención, y nos beneficiamos de lo dejado de la zona para poner el coche tras unos matojos y llegar por fin a la Mezquita, el cual es el único edificio que se mantiene en pie, al menos en la fachada.

Había leído que entrar en Agdam podía ser motivo de reprimenda por el ejército, pago de sobornos o de borrarnos las fotos…por eso entramos con las SD vacías de manera que si perdíamos algo fuera sólo eso, al llegar a la mezquita invade una mezcla de miedo de ser vistos y de emoción…aunque era mas miedo debo reconocer.

La mezquita estaba cerrada con cadenas pero se podía ver su interior totalmente destrozado, no había forma de entrar…o al menos una forma educada, por lo que rodeamos el edificio y entramos a ella saltando por la ventana

(Entrar a un sitio prohibido controlado por un ejercito de una manera poco ortodoxa…muy lógico y apropiado), pero donde más fuerte nos vino la sensación de poder quizás meternos en problemas fue cuando subimos a uno de los minaretes y ver a militares a pocos metros de distancia.

Las vistas desde lo alto sólo ofrecen una cosa: Desolación.

Con la adrenalina al máximo nos bajamos del minarete y con el mismo sigilo que al entrar nos fuimos camino hacia la carretera principal…en el camino sólo nos topamos con locales que iban a Agdam a recoger hierro y tirar basura…es chocante ver cómo puede estar así un sitio que albergó a más de 100,000 personas hace no mucho, en 1993… imagino será el mismo sentimiento de la gente que visita Hiroshima o Pripiat.

Agdam no es un sitio de turismo, es un sitio cargado de historia, donde el recuerdo del desastre hace 20 años sigue estando vivo en los corazones de la sonriente gente del cáucaso, el cual empaña sus sonrisas al echar la vista atrás.

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