Mi última parada, la Bahía de Halong… el viaje comenzaba a decir adiós, por lo que esta etapa se convertía en la guinda de estos 15 días de ruta.
Una noche no muy descansada dio paso a una mañana con energías, así que mientras preparaba todo en la mochila y salía a desayunar cerca de Hoan Kiem, esperé el bus que nos llevaría hasta Halong después de unas 3 horas en coche.
Nuestro guía, Mike, fue quién se encargó de hacernos el viaje ameno…o eso intentó, en el bus iban parejas y familias sobretodo alemanes, rusos, americanos y nórdicos..así que otra vez a darle al inglés, cosa que se agradece.
El viaje fue algo monótono, entre carreteras en mal estado, puestos de Pho, y alguna parada técnica a estiraar los pies (y de paso dejarnos en gasolineras para comprar cosas y ganar comisión), 3 horas pasaron y estábamos en el puerto de Halong.
Mucho movimiento de turistas bajo un cielo nublado y algo brumoso, los islotes y formaciones de la bahía se veían, pero no como en las típicas postales o reportajes de televisión, afortunadamente ese entorno le daba un ambiente místico además de una temperatura agradable durante todo el día.
El primer…ostión es ver el barco del crucero el cual en ningún caso era el del folleto, pero no solo el mio, todos los barcos de la zona estaban con pintura desgastada, cubierta algo estropeada o más pequeños de los que parecían…pero bueno, eso era lo de menos.
Al subir al barco nos esperaba la comida: pescado con algo de ensalada y arroz, el cual estaba un poco…soso, y otra sorpresa, sólo había té o 1 botellita pequeña de agua por cabeza, a lo que dices: «bueno, abro mi mochila y triunfo», pues NO, hay una regulación de que sólo se puede beber bebidas compradas a bordo, así que o bebes en la habitación o te expones a multa. Curioso.
Mi habitación debo decir que estaba guay, aunque la ducha era un hilito de nada, pero la cama y demás era tal cual me lo vendieron, con ventana exterior así que perfecto.
La primera decepción de Halong, fue una de las cuevas que se pueden visitar en el tour, similar a la de Phong Nha, pero rompe toda la magia la cantidad de tiendas de souvenirs y comida en la entrada de la cueva, ademas de la música que rompía todo el ambiente de la cueva.
Pero lo peor es dentro, ya que está totalmente iluminado con lucecitas de colores cual bar de carretera, y no contentos con ello, hay algunas rocas que tiene forma de bebe, mujer embarada, y otras formas que sales a flote con mas imaginación que realidad, que son consideradas mágicas, y que si las tocas te quedas embarazada o encuentras el amor…
¿Peeeeeeerdona?, ¿Una construcción natural de miles de años en crecer erosionada por una superstición?…En fin, no hablo mas que me pongo negro…
Seguimos travesía hasta una especie de mercado flotante, nueva parada técnica. Había posibilidad de coger kayak e ir entre los islotes, pero eso ya lo haría mas tarde…sin tanta gente, y sin tanta turistada de «aproveche y compre…»
Ya por la tarde Mike dejó de ser majo, sobretodo cuando nos fuimos a los kayak, ya que nos gritaba a todos lindeces tipo: «¡uy como tienes el remo lleno de barro!» , «¡uy como tienes el kayak lleno de agua!»…así que en el kayak que me tocó compartir con un ruso, decidimos irnos de donde estaba el e irnos a una especie de playa donde descansamos 5 minutos, nos llenamos de barro y volvimos a remar hasta el barco.
Al menos así nos grito con razón
PD: Es un kayak…por el agua, en zonas poco profundas….¿cómo quieres que no te lo moje y te lo manche de barro?
La noche tocó cena (no mucho mejor que la comida), y la típica turistada de «vamos a hacer un rollito vietnamita», y las típicas bromas de las dimensiones del rollito: que si el tuyo es mas largo y demás…que no tienen gracia, pero bueno, te ríes porque todos lo hacen…o lo hacen hacemos para quedar bien.
La cena acabó, me pedí una copa la cual afortunadamente no me cobraron, y la supuesta noche de karaoke se fue al garete ya que realmente ninguno estábamos con ánimos de ponernos a cantar después de llevar tantas horas encima, y en mi caso, yo quería disfrutar de Halong en silencio, no al ritmo de la lambada o típicas canciones de fogata.
El dormir…fue poco, por decir nada, ya que el único niño del barco, dormía cerca de mi habitación y lloró gran parte de la noche, lo único que le puedo agradecer es que me haya servido de despertador para a las 5am, con los primeros rayos de luz, subir a cubierta y ver Halong como yo quería, en silencio.
Me senté allí…no se si 1 hora o más hasta que llegó el primer intruso pasajero a hacer lo mismo que yo, pero ya la magia se rompia, ya las fotos estaban manchadas por la presencia humana…por suerte el madrugón valió la pena.
Tipo 9am nos sirvieron el desayuno, el cual creo que fue la mejor comida de todo el tour.
Junto con el ruido de las tripas, las hélices tambien hacían lo suyo poniéndonos en marcha hacia la salida: empezábamos a dejar atrás Halong, sin antes una espera de 30 minutos en un muelle donde por parte mala, era una espera para traer a otros pasajeros al muelle, y la parte buena de despedirnos de Mike y sus gritos.
Sólo quedaba hacer el check-put y arreglar las mochilas, desde ahí, ya solo quedaba subir a cubierta y despedirnos de esa mágica zona la cual creo que todo el mundo debería visitar alguna vez en la vida, eso si, valorando que hacerlo por 1 día es demasiado rápido y por 2 noches sea demasiado…
Dormir y despertar entre los karts ya sea con sol o con niebla ha sido de lo más bello del viaje.
Volvemos a Hanoi, misma ruta, mismo camino monótono, pero con una sensación distinta en el cuerpo…se empieza a acabar esta Ruta del Dragón.
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Aquí dejo mi vídeo, llovía, lástima que no sabía que con la carcasa la GOPRO iba a tener tan mal sonido 🙁
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