¿Conocéis esa canción de «Love is in the air»?. Seguro que sí. De hecho, para estas fechas donde el amor es portada y los corazoncitos y el consumismo abunda, éstas y otras canciones sonarán hasta la saciedad como el «Despacito».
Pero esta canción tiene un significado especial cuando su traducción «El amor está en el aire», tiene un sentido literal y más, cuando le sucede a uno mismo
Ya se que este post no tiene que ver con los viajes… o sí, ya que no es raro que viajando por el mundo puedas conocer gente, y quién sabe, si hasta tener una bonita historia.
Haces días fui a Barcelona a visitar a un par de amigos pero sobretodo a mi abuela, a quien si bien vi hace 1 mes para navidades, me apetecía volver a verla.
El fin de semana fue quizás el peor del invierno, de hecho el domingo de mi regreso, la nieve, lluvia y viento, como me imaginaba, causaron retrasos en mi vuelo de regreso y en prácticamente todos los vuelos de esa tarde.
Cuando llego a la T1 de Barcelona, en las pantallas se veía un retraso de 1 hora. Mi vuelo salía a las 20:50 y en pantallas ponían 21:55h
Miraba por la ventana mientras me paseaba en busca de mi puerta de embarque, y si bien el clima era malo, tampoco era para morirse, de hecho, pensaba que por suerte no nieva en Barcelona, sino directamente cerraban el aeropuerto.
Me imagino aquellos países que conviven con nieve hubieran sorteado esto sin problemas, pero… si venían avisando de este temporal hace varios días, ¿Por qué no se hicieron las gestiones y previsiones del caso?
Busco un enchufe cerca de mi puerta de embarque y veo que la app de la aerolínea informa que la hora de salida del vuelo se iba casi hasta medianoche, situación que si bien me cabreó, (sobretodo por el madrugón que tenía al día siguiente), luego se me pasó ya que no iba a conseguir nada con amargarme y, en el peor de los casos, me cancelarían vuelo poniéndome hotel y vuelo al día siguiente a primera hora.
Me aburría; mis cascos estaban sin batería, por lo que oír música no era una alternativa, y pasearme por la terminal viendo precios inflados pues tampoco era que me llamara mucho la atención, así que decidí abrir Grindr.
Grindr es una app para gays tipo Tinder, Badoo y otras, que si bien es para conocer gente, suele ser más para tener encuentros… pero bueno, eso depende de cómo lo gestione cada uno, pero no iba con intenciones de buscar nada, y menos en un aeropuerto. Sólo iba con la intención de pasar el rato hasta embarcar.
Al poco rato me llega un primer mensaje. Un perfil en blanco pero que me adjunta su foto con el «hola». Un chico de muy buen ver a pocos metros de mí, por lo que decido empezar a conversar con él, primero por vía escrita, y luego en real al acercarme hasta donde él estaba.
(Aquí la conversación, yo soy el amarillo)
Un chico muy guapo y con una gran y cuidada sonrisa me dio las buenas tardes, nos presentamos, nos acomodamos en los asientos y entre conversaciones y risas fueron pasando los minutos, y de hecho, lo de que se cancelara el vuelo nos parecía una buena idea…
Casi sin darnos cuenta, pasó el tiempo de espera, de hecho, cuando volvimos a mirar la app, ya estaban por empezar el embarque y ya se había formado una cola para pasar por la puerta.
Al ser un retraso «corto» debían dar un vale por comida. Vale que por estar a lo nuestro no vimos, pero tampoco nos perdimos de mucho: Un sandwich de máquina y un refresco.
Demasiada coincidencia hubiera sido ir en asientos cercanos. Íbamos 10 asientos separados, por lo que nos fuimos a nuestros sitios y esperamos a que se llenara el avión para preguntar al resto de pasajeros si nos lo podían cambiar… Pero no hizo falta ya que tanto en mi fila como en la suya hubo sitio libre, así que como mi asiento estaba más cerca de la salida, él se vino a mi lado.
Llamadlo química, y por qué no, morbo, pero fueron 50 minutos de vuelo muy a gusto, de hecho se me hizo muy corto… No se si por estar entretenido en el aire, o por el soberano retraso del vuelo, le pusieron velocidad turbo…
El «final» de historia es que al llegar a Madrid, este chico en cuestión me dice que se siente algo raro con la situación, debido al pequeño detalle de que tiene novio, pero me confiesa de que no se arrepiente de haberse puesto la app ya que gracias a ello, tuvo y tuvimos, una situación muy especial y que muy pocas veces se puede dar así de bien.
Y digo «final»… porque (en principio) nos vamos a volver a ver. Teniendo novio me imagino que será un encuentro agradable pero sin más, aunque si fuera a más tampoco pasaría nada al menos en mi caso porque estoy soltero, pero creo que este chico tendrá los dedos de frente para no cagarla. Es verdad que la situación en la terminal tuvo mucha tontería, pero bueno… lo que pasó en el aeropuerto se quedó en el aeropuerto.
Siempre me quedará la duda por qué este chico tendría esa app si tiene novio. ¿Quizás una relación abierta? , ¿Quizás recién están empezando?… A saber, igualmente no es algo que me importe. Cada uno que haga lo que quiera.
A ver si cupido lanza una flecha en condiciones, que como anécdota está muy bien, pero ya se me está pasando el arroz
'«Amor» en la Terminal' have 3 comments
12 de febrero de 2018 @ 9:21 PM mirutaes
Interesante post😊 me mantuviste intrigada hasta el final😂😂
A veces fantaseo con que mi compañero de asiento sea un chico guapo…pero casi siempre el karma me castiga con, monjas o viejas😂😂😂😂😂
12 de febrero de 2018 @ 9:32 PM dondetemetes
Jajajaja pues me alegro te haya picado el gusanillo. Te mando energías para que la próxima no sean monjas, aunque con lo echá pa Lante que eres, en tu caso mejor que seas tú la que se siente al lado del maromo 😊
14 de febrero de 2018 @ 9:39 AM Sexo viajando en solitario – Blog de viajes de un mochilero alrededor del mundo
[…] aprovecho de compartiros mi reciente experiencia en un aeropuerto español… Seguro que EEUU podría hacer una peli de […]