Y el día llegó…Vietnam a la vista, asi que despues de tanto planear, organizar y demás, ya estaba en camino al aeropuerto, tras los 5,90€ del aerobus de Barcelona.
Por fin un vuelo en condiciones, escapando de las low cost, y los caos que normalmente ellas traen. Emirates esta vez fue la aerolinea que haría realidad esta aventura de 15 días, previamente con una escala en Dubai, donde además de poder ver la opulencia emiratí, reencontrarme con un amigo aunque fuera por menos de 8 horas.
Un embarque bastante ordenado, a pesar de ser la nave aerea más grande y con mayor pasaje que actualmente existe, dentro del avión se nota ya el olor a nuevo, y se aprecia el espacio que se tiene en clase económica, (asi que ni imaginar el de primera o business), además las azafatas muy simpáticas, sacándose fotos con todo el mundo, charlando…bastante ameno… aunque lo menos ameno vino despues, cuando una chica de veintipocos años, del tipico grupo de amigas guays que se van de viaje, se puso mala, y el avión no solo tuvo que volver a la zona de embarque, sino que controlar todo el pasaje de mano y esperar casi 1 hora a que viniera el médico… recortes en sanidad, totalmente demostrados.
Finalmente con esa hora de retraso ya me puse en vuelo hasta Dubai, unas 6 horas, las cuales entre los servicios de comida y el entretenimiento a bordo, la verdad es que se se pasó muy rápido, y mejor aun cuando en el asiento de mi lado no había nadie, así que comodidad extrema.
La llegada a Dubai, con esa horita y algo de retraso, hizo que los planes que tenía con Hugo, mi amigo de Dubai, se cambiaran, pero lo importante fue verse y poder estar en el emirato auque fuera por unas pocas horas, el cual impresiona desde el mismo momento en que llegas al aeropuerto…totalmente impresionante.
Llama la atención que un sitio tan enfoncado al consumismo, a la ostentación y al gasto, a las 2am se encuentre todo cerrado, claro es la culñtura musulmana, pero…no se, me imaginaba algo más de vidilla, pero tomando encuenta que ya era lunes madrugada, tenía sentido.
En las horas que pasamos allí, aparte de conversar largo y tendido, se aprovecho de visitar el Burj Khalifa, el Dubai Mall, Jumeira, El Burj Al Arab, y de pasear por el metro, reluciente, sin conductor, y con sus vagones VIP y de sólo mujeres…lo de las mujeres lo entiendo, lo VIP no, pero bueno…allá ellos, y eso que lo que incluye son asientos mas comodos, y poco mas…útil , o mejor dicho “útil” para quienes cruzan muchas paradas.
Obviamente Dubai merece una visita mucho más larga y de día, para poder ver el día a día del país, ahora no se si merezca mas de 1 semana, no por que no tenga cosas que ofrecer, sino por que no se tenga dinero suficiente para poder costearlas, jajajaj.
El único sitio abierto que encontramos fue un KFC donde nos pilló el amanecer, y poder ver la ciudad con luz de día y notar como empieza la jornada laboral, tras despedirnos, se venían otras 6-7 horas de vuelo para mi primer destino: Ho Chi Minh City.