Un respiro, un gran respiro… y una sonrisa en la cara fueron el resultado de esas horas por ahí, serían sobre las 5 de la tarde y quedaba un buen tramo hasta la siguiente zona turística, que era Vik, por lo que el pedaleo siguió llano hasta el anochecer, y la acampada a unos cuantos kilómetros de Skaftafell.
Más de 150 kilómetros me separaban de Vik, de hecho, pensaba hacer el tramo en 2 días, así que me lo tomé con «calma» y no madrugué mucho para iniciar el pedaleo. Cuando me estaba preparando para salir, una serie de coches en caravana iba en sentido oeste, uno de los cuales saludó y me preguntaron si iba a Skaftafell.
Qué ver al surde Islandia
Realmente no iba allí, pero estaba a más de 40 kilómetros de él, por lo que me podría ahorrar un buen tramo, los pasajeros no iban allí, sino que a Kirkjubæjarklaustur, de forma que me perdía visitar Svartifoss, pero debo decir que ni antes del viaje me pareció una cascada que mereciera mucho la pena, (quizás me equivoco), de hecho creo que lo más «molón» era hacer ruta por el glaciar y disfrutar del parque natural , pero yo ya tenía cerrado un trekking por el glaciar en Solheimajokull, por lo que finalmente desistí del parque.
Avanzando hasta Kirkjubæjarklaustur podría posiblemente acabar la ruta en 1 sólo día, pero a tope, ya que iban a ser más de 100 kilómetros.
Cuando comencé el pedaleo, me di cuenta de que el tráfico en esa zona era mucho más denso en ambos sentidos, ya que es donde más atracciones se encuentran, así que nuevamente ajustarme los cascos y pedalear saludando a gente que adelantaba o gente en contra que te hacían señas con las luces altas.
El día fue raro ya que hubo tramos de lluvia, tramos de sol… pero se podía avanzar salvo unos cuantos chaparrones que hacían resbalar un poco la bici.
La playa de Reynisfjara
Ya a media tarde en la costa se puede ver a lo lejos la playa negra , Reynisfjara, con esos trolls surgiendo del agua, Reynisdrangar, las columnas de basalto, (que reconozco me las imaginaba mucho más grandes), y Dyrholaey, ese acantilado con un faro en la cima, y que posee un agujero en la base, el cual puede recordarnos a la Playa de las Catedrales en España, o a la Blue Grotto en Malta.
La colina que separa esa zona si bien no es muy pronunciada tiene muchas curvas además de tráfico, por lo que al igual que la otra vez, subí la colina a pie y bajé casi hasta la mitad antes de volver a montar la bici, ya que las curvas me daban algo de yuyu.
La cascada de Skogafoss
Cayó la noche y el sitio donde acampar elegido fue a los pies de la Skogafoss, pero me supuso un gran esfuerzo avanzar esos kilómetros; no por el clima, sino por la noche en sí, ya que no iba muy preparado para pedalear a esas horas, y si bien la bici y la ropa tenía reflectantes, una ligera llovizna y el tráfico de camiones me hizo en más de una ocasión plantearme el acampar por ahí y seguir a Skogar al día siguiente… pero cerca de las 9pm llegué a mi destino.
A la llegada me topé con un chico y su novia que se habían alojado en el BusHostel y que habíamos intercambiado algunas palabras días antes, no se qué cara tendría yo ahí en el camping, que luego de decirme «Hey, ¿Qué tal?», lo primero que me dijo fue: ¿Quieres un té?
Un simple té, con agua caliente que olía a pedo por el azufre, me supo a gloria. Seguimos conversando sobre 1 hora hasta que empezó a refrescar y me animé a montar la tienda en un último esfuerzo del día.
Al día siguiente y con sol, la imagen cautiva muchísimo, es como la sensación de estar en un paraíso en la tierra, 428 peldaños son los que hay que subir hasta la cima, ver la cascada desde lo alto y divisar la zona de acampada, subida que creo no merece mucho la pena y/o que lo más bonito de esa zona se ve desde abajo.
Horas pasé entre mirar y fotografiar la cascada, y disfrutar de un día primaveral. Es verdad que no tienes mucho más que hacer por la zona, excepto retroceder unos cuantos kilómetros hasta una de las atracciones más diferentes que te puedas encontrar: El avión abandonado
El avión abandonado de Islandia
IMPORTANTE: SE HA RESTRINGIDO EL PASO A LOS COCHES HASTA EL AVIÓN, para más info os dejo este post de cómo llegar hasta él
Una clara señalización no hay, pero mirando el mapa puedes coger puntos de referencia ya que hay puentes y ríos antes de después de la carretera de grava que lleva hasta el avión, pero no hizo falta tanta historia, ya que es una atracción con bastantes visitas, y se veían muchos coches entrando hacia la costa, además, GoogleMaps, ya lo tiene indexado y lo podéis encontrar buscando «Wrecked Plane»
A la entrada hay un cartel que te informa de los 4 km hasta allí, el terreno es malo , estaba muy empantanado de la lluvia anterior, por lo que dejé la bici en ese mismo poste y caminé hasta el fuselaje
El avión descansa allí desde 1973 y recuerda un poco imagenes de series de television como Perdidos o el accidente en Los Andes. Habríamos 50 personas allí, sería medio día o quizás algo más tarde, nuevamente lleno de asiáticos en masa, de hecho, sacar fotos al avión sin que ellos salieran fue toda una odisea, ya que eran un grupo como de 10 que se «apoderaron» del avión, sacándose fotos dentro, fuera, emulando ser cadáveres en su interior, sentados en las alas….etcétera
Volví a Skogar a seguir disfrutando de la naturaleza y oyendo sólo el ruido del agua, estuvo bien acampar allí, ya que los buses de turismo que no estaban a primera hora de la mañana, invadieron todo el camping hasta media tarde, y quieras o no, el encanto se pierde.
Al día siguiente tenía mi trekking en Solheimajokull, de manera que confirmé la ruta a la empresa, la cual acabaría sobre la 1pm y de ahí tendría 6-7 horas para avanzar los 70 kms hasta Hella haciendo una parada en Seljalandsfoss. hecha la faena seguí con mis fotos y me acosté relativamente pronto. Estaba muy contento.
La ruta sufrió un vuelco total al día siguiente
No se qué hora serían pero la lluvia y el viento a esas horas era tal, que temí por la resistencia de la tienda (o de haberla montado correctamente)
Mirando las previsiones del clima, la lluvia iba a ser muy dura, pero no llegué a imaginar cuánto hasta pasadas unas horas.
El trekking se suspendió hasta nuevo aviso, y claro, no me iba a pasar 1, 2 o a saber cuantos días esperando que el clima mejorara, por lo que con el dolor de mi corazón empecé a guardar todo y plantearme avanzar hasta Seljalandsfoss y acampar por allí…. pero fue imposible.
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Al ir a comer algo a la zona de información del camping, oí que el clima estaba siendo tan malo, que ir en bicicleta era una absoluta tontería, por lo que pensé irme en bus hasta Seljalandsfoss y acampar ahí, el bus pasaba a las 3pm a tiro de piedra del camping, pero el tiempo pasó y el bus no llegó, sólo había un bus al día.
Volví al centro de turistas y me dijeron que estaban canceladas las rutas de autobuses por el clima (rachas de viento de 80km por hora), por lo que estaba «atrapado» en Skogar hasta dentro de 24 horas, si es que el clima mejoraba.
Volví a montar la tienda, pero claro, montarla con lluvia es duro, y con viento pues peor, de hecho mucha ropa se me mojó y fue la única noche que pasé frío de verdad y de pasarlo mal, ya que tenía la sensación de que estaba a merced del clima y a saber si al día siguiente podría seguir mi camino o no.
Con la tienda puesta y la ropa mojada, me apoderé del secador de manos del baño y estuve horas secando ropa, sobretodo calcetines y mallas, ya que era lo que menos llevaba abrigado, la parte superior estaba afortunadamente seca.
El paisaje sobre las 6pm era tan negativo, que en un momento de bajón, me fui a dormir, esperando el clima me diera de esas treguas, y que se cumplieran esos cambios climáticos de última hora en Islandia, y tuviera un par de horas o tres, sin lluvia ni viento y poder avanzar algo más.
La mañana siguiente amaneció algo mejor que la anterior, pero a saber como sería en un par de horas, la web de buses no daba mucha información, así que confié en que tendría suerte, y volví a guardar todo en la bici, y esperar a ese bus.
Lo malo es que si ese bus no pasaba, sólo tendría 2-3 horas para avanzar a Seljalandsfoss, y a saber si lo lograría. Dudé mucho, de hecho hasta me comunique con gente que conociera la zona y me recomendaron avanzar hasta allí y pillar los buses que vienen desde Þórsmörk, y así lo hice.
30 km hay entre ambas cascadas, y fueron suficientes para pasar de lluvia y viento a sol, casi como una tomadura de pelo, los turistas se agolpaban en las mesas frente a la cascada para comer y yo pensaba cómo estaba hace sólo unas horas antes…
La cascada de Seljalandsfoss
Seljalandsfoss es la última catarata antes de volver a Reykjavik, mucho mas salvaje que Skogafoss, pero menos «perfecta», se divisa desde kilómetros, y el poder pasar por detrás de ella hace que puedas sentir mucho mas la fuerza de su caudal.
Poco antes de entrar a Reykjavik tenemos Hella y Selfoss, 2 pueblos muy cercanos entre ellos, los cuales tienen como particularidad sus baños termales que ves desde la carretera con el suelo humeante sobre la colina, ser una zona agrónoma donde de hecho las universidades tienen montados sus invernaderos, y que en medio de una estación de servicio y gasolinera pasa parte de la falla que separa América de Europa.
El bus siguió hasta BSI, la estación central, de manera que ya sólo podía volver a descansar, abrigarme, tomar algo caliente y disfrutar de lo conseguido, los siguientes días tendrían sorpresas
'El Sur: De Jökulsarlón hasta Seljajandfoss' has 1 comment
28 de enero de 2018 @ 6:00 PM ISLANDIA. Una pequeña guía con consejos para viajar a Islandia.
[…] posibilidad es moverse por Islandia en bicicleta como hizo mi amigo Diego, autor del blog Donde de metes. Eso y acampar permite abaratar costes de forma ostensible, pero el esfuerzo me parece […]