Todos somos Sabra

No, no… no es un error en el título, “Todos somos Sabra” creo que tomará una connotación mucho mas clara cuando acabes de leer este post.

Este año ya me han pedido las vacaciones en el trabajo, y no veáis lo difícil que es entre todos el jaleo de las navidades, poder pensar con claridad dónde y cuándo me querré ir de vacaciones al año siguiente, y más aún cuando mi empresa me debe días del año recién acabado…

- Bueno, eso es harina de otro costal, y me estoy dispersando -

La ventaja en mis vacaciones es que hay 6 meses del año donde nunca quiero vacaciones, los cuales son enero, abril, junio, julio, agosto y diciembre, ¿por qué?, por los gastos de inicio de año, por que en verano y semana santa está todo más caro y lleno de gente… así que es mucho más fácil cuadrarlo cuando hay menos posibilidades.

En Octubre de este año, si todo va bien, me gustaría poder ir a Israel, ya que hasta el 2013 no había podido por temas legales (tener mi pasaporte chileno con sellos de países que no le tienen especial aprecio), y si sumamos que el pasaporte chileno son 100€, pues lo fui postergando.

2014 fue cuando conseguí mi pasaporte español y por ende, poder tener 30 y tantas hojas en blanco, donde nadie podria ponerme pegas para entrar en ningún sitio, y si tomo en cuenta que ya he hecho la gran parte de Europa, pues solo era cosa de mirar un mapa.

Siendo un país con tanta riqueza cultural y religiosa, creo que para nadie es indiferente este país, que por desgracia suele tener siempre su nombre empañado (en gran parte) por sus países vecinos, pero que aún así, trata de mantenerse viva y receptiva a todo aquel que quiera visitarlo.

Si bien queda mucho para octubre, me gusta recrearme con fotos de donde pienso ir, a veces de los sitios más turísticos, y a veces buscar algo que sea casi desconocido, (como ha sido el conocer que existe un micronación de Akhzivland al norte de Haifa), probar gastronomía local, o asistir a alguna festividad de forma de poder contactar con la población y no sólo tener una visión desde un bus turístico o una visita guiada.

Me gustará quizás probar un Couchsurfing allí y poder asistir a algun evento que no figure en las guías, poder contactar con niños o ancianos y poder quien sabe, conocer algo mas de su gente…ya he tenido esa suerte en Asia, donde es sabida su hospitalidad y amabilidad con el turista (a pesar de a veces verle como un billete de euro), he cenado con una familia nómada en Turkmenistán, y he bebido Rakia después de una partida de ajedrez en Sarajevo…¿Por qué no podria pasarme lo mismo allí?

Aunque suene algo bíblico, no creo que mi visita gastronómica incluya cordero, ya que no es muy de mi agrado, pero algo que casi seguro haré será probar alguna bebida/licor típico de allí, que aunque ya no sea el mozuelo de 20 años que aguantaba cubatas sin resaca, seguro que algún brindis caerá, y ojalá fuera en compañia. Y seguro que es mas apetitoso que la leche de camello que me dieron unos “polis” camino a Uzbekistán o se me repite menos que el té en Vietnam.

El Sabra, un licor de naranja y chocolate, puede ser mi perdición, ya que no he podido saber el porcentaje de alcohol que contiene, pero seguro que siendo dulzón más que seguro que caminar al Muro de los Lamentos, tenga que irme afirmando de él para no besar (de mala forma) Tierra Santa.

 

El Sabra, que proviene de la palabra árabe Tzabar, hace referencia a los frutos de los higos, los cuales si bien son dulces, tienen espinas que lo recubren, y si hacemos un paralelismo con las personas, todos tenemos espinas, o quizás las llamamos corazas, barreras… Ya sea para protegernos de lo desconocido, por ser desconfiados, o por haber vivido malas experiencias a la hora de compartir con los demás.

Viajando, queramos o no, esas espinas son menos puntiagudas, ya que al mezclarnos con nuevas ideas, culturas, religiones y creencias, entramos en una dinámica de mostrarnos como realmente somos, sin miedo a compartir con un desconocido en la calle, sin miedo a quizás hacer el tonto ya que nadie nos conoce… Aprendemos a perder el miedo al ridículo, (un ridículo por cierto que nosotros mismos nos auto-imponemos), y que estando en nuestra zona de confort, quizás nos hace perder la oportunidad de vivir experiencias increíbles.

Amo viajar, y con el paso de los años he ido descubriendo y descubriéndome cada vez mas, llegando incluso a sorprenderme de mí mismo, y no por no reconocerme, sino por que esas espinas o barreras que tontamente me pongo ante lo desconocido (y ante lo conocido también) llegan a veces a desaparecer, y me permiten disfrutar de lo delicioso que es vivir.

4 Respuestas a “Todos somos Sabra

  1. Hola Diego, me ha gustado mucho tu post. Es cierto que todos nos ponemos corazas para protegernos pero gracias a que todavía existen personas auténticas, que dicen lo que piensan, que se muestran como son, que no intentar dar otra imagen de si mismos… personas como tu no se conocen todos los días. No cambies, en todo caso, para mejorar. Un abrazo.

  2. Ojalá tengas suerte y puedas cumplir tu sueño viajero :) Este año creo que no nos veremos por Fitur, vamos en días separados. Disfruta de la feria y de Madrid, un saludo!

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Cerrar sesión / Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Cerrar sesión / Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Cerrar sesión / Cambiar )

Google+ photo

Estás comentando usando tu cuenta de Google+. Cerrar sesión / Cambiar )

Conectando a %s